lunes, 22 de septiembre de 2025

concepto de Dios y las creencias limitantes (fragmento de un texto mayor)

 

Tanto el materialista-empirista como el creyente que da sentido a su existencia a través de una Tradición esclerotizada, son prisioneros de un dogmatismo que les impide a ambos observar la verdad completa de la existencia.

Necesitamos del pensamiento racional y lógico, tanto para comprender la naturaleza física como de la naturaleza espiritual del hombre, de forma que podamos reconciliar la verdad objetiva con la experiencia trascendente que conduce a Dios.

Siendo la existencia movimiento y aprendizaje, la fe inmovilizada por el temor al error, acaba sumergiendo al creyente en un error mayor, la incomprensión de la realidad y el alejamiento de la verdad.

Siendo la existencia movimiento, la experiencia religiosa haría bien en abandonar la inmovilidad y alcanzar la edad que le corresponde.

La experiencia religiosa ha evolucionado desde la más remota antigüedad, la intuición de la divinidad ha sido una constante en el ser humano, desde el animismo hasta el monoteísmo como forma más evolucionada de forma religiosa, un largo camino de evolución.

Aunque la explicación de las leyes naturales en un principio remoto, tenía una base teológica, en la medida en que la experiencia religiosa evoluciona camino del monoteísmo, se va separando y yendo en paralelo el conocimiento de la naturaleza y el conocimiento de Dios.

Las cosas se complican cuando la humanidad comienza a darle forma al monoteísmo y a encerrar la doctrina en textos sagrados.

La doctrina monoteísta registrada en los textos, se convierte en una prisión dogmática para sus fieles, sobre todo por el uso que las jerarquías sacerdotales van haciendo de los textos, perdiendo la capacidad para interpretarlos, como fue el caso del cristianismo en relación a los textos del Antiguo Testamento.

La religión deja de evolucionar y se detiene en el tiempo, creando un vacío discursivo que es llenado por una idea de la existencia que no contempla lo metafísico porque se le considera agotado.

La religión tradicional ha secuestrado a Dios, lo ha definido y transformado en un elemento sometido al tiempo, luego perecedero y mortal, pues las definiciones humanas son todas circunstanciales y perecederas.

Por otro lado, el Dios cristiano es el Dios hebreo, y se le puede seguir la pista hasta encontrarlo en el panteón cananeo, de modo que no podemos desde una perspectiva racional, considerarle real como entidad mitológica, aunque sí que podemos considerarlo como un medio para intentar acceder al Dios real, incognoscible para el ser humano.

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