sábado, 29 de abril de 2023

Circulo mágico


Es un cuadro que me ha llamado mucho la atención, tanto que lo traigo al blog  

La Bruja es un personaje que evoca múltiples imágenes; como  la adoración del diablo y a través de él generar daño a la comunidad en la que la bruja estaba formando parte.
El monoteismo la combatió con dureza porque obviamente, ella sería la que permitía a las fuerzas del mal entrar en la dimensión humana y poner en riesgo a la comunidad de creyentes.
Tampoco despertaba simpatías en el universo monoteista, por ser la que mantenía vivas aunque deformadas,  las tradiciones y creencias paganas de las antigüedad; conocimientos y creencias transmitidas de generación en generación.
La Bruja era un persona "de Poder", temida y respetada al mismo tiempo, victima del rechazo por parte de la misma comunidad que acudiría a ella a escondidas, buscando ayuda.



Éste cuadro del que pongo dos imágenes diferentes, porque no sabría decir cual es el autentico,  aunque supongo que el de arriba, porque el segundo parece iluminado digitalmente, aunque puedo equivocarme; fue pintado en acrílico en 1886 por John William Waterhouse, está lleno de elementos simbólicos y hacen pensar si el autor estuvo en algún grupo de magia ceremonial de los que abundaban en Inglaterra en el XIX, 



La atención es captada por la mujer, por su actitud y el contraste de color en relación con el resto del cuadro; el cuerpo alto y erguido ligeramente inclinado hacia atrás mientras traza el círculo sobre el suelo, es el centro de atención del cuadro junto a la marmita.

La bruja parece observar algo frente a ella, quizá por ello cierra el circulo de protección,  una precaución que se suele hacer antes de comenzar con la preparación de la poción o de cualquier actividad de tipo mágico, aunque de cara a la composición del cuadro, la marmita encendida le proporciona al cuadro más elementos y acción. 

La bruja maneja la vara para realizar el círculo de protección, es un instrumento que canaliza la energía de la practicante, buscando la realización de un efecto más allá de físico, el muro que construye es la base diametral de una burbuja, la bruja confía que su energía genere en el plano próximo al humano, una muralla que la aísle y proteja de las entidades hostiles.
Entidades representadas por los cuervos, que permanecen en el exterior del círculo. 



Algunas imágenes del siglo XVII o quizá XVIII,  en las que aparece un círculo de protección. 









La bruja porta una hoz, que es el útil necesario para cortar las plantas o frutos que precisa y poder realizar sus pociones; se suele decir que los antiguos druidas, usaban una hoz de oro para ese menester, pero quizá sea una idea moderna, como la que los vikingos llevaban cascos con cuernos; la hoz en todo caso,  es la herramienta lógica para cortar los elementos vegetales necesarios.
¿Pero por qué una hoz cuando se supone que ya ha recogido los elementos que necesita?  Podría tener en las manos una espada o una daga, pero el pintor ha puesto una hoz;  nos invita a buscar un sentido a ese objeto.
Una hoz simboliza una media luna y la luna simboliza el principio femenino y cuando hablamos de femenino en términos esotéricos, no estamos haciendo referencia a la mujer, sino al principio activo que representa la Tierra y sus elementos, la naturaleza de las cosas, la gestación y sus ritmos.
También la hoz puede interpretarse como la renovación, por analogía con la guadaña de la muerte, la hoz simboliza la muerte y la muerte, en un lenguaje simbólico y esotérico, no significa el fin definitivo de la vida sino su transformación.
Lo que nos hace mirar la marmita, como un horno alquímico en el que los elementos se transforman y cambian para combinar sus cualidades construyendo un elemento nuevo con una nueva cualidad.



La acción mágica se realiza en un páramo, un lugar apartado y hostil,  bajo un acantilado.
En la parte alta del acantilado se aprecia lo que podría, especulando, claro,  ser un antiguo templo o construcción abandonada.
Bajo el alcantilado y al fondo, se aprecia lo que parece una cueva y algunas personas, al menos dos.


Se podría interpretar y la escena invita a ello y también el ambiente romántico de la época; tanto el  el páramo árido, el edifico abandonado; y bajo él la cueva y las personas con aspecto sombrío, la evocación de tradiciones y creencias olvidadas y sostenidas precariamente por las practicantes de la magia.


La permanencia de una Tradición, venida a menos y obligada a la clandestinidad.


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