sábado, 29 de abril de 2023

El desayuno; William Mcgregor Paxton

 


Autor William Macgregor Paxton, Pintor norteamericano nacido en 1869 y fallecido en 1941.
Hay bastantes datos biográficos por la Red, por lo que no voy a entrar en eso.

 En el centro del cuadro y al fondo se encuentra quien suponemos que es el marido, pero está en el fondo del cuadro, de modo que su presencia es relevante y sin embargo, es la mujer la que está en un primer plano y es sobre quien recae entonces el protagonismo, a quien se nos hace mirar y a partir de ella se inicia la narración de la historia.
La figura del marido situada en el centro pero apartada y la figura femenina en un primer plano, nos dice que la historia tiene que ver con ellos, pero el autor parece querer hablarnos de ella.
El marido,  por otro lado, lee el periódico y simbólicamente el diario, forma un muro que les separa,

La  estancia es amplia y la mesa, situada lejos de las paredes,  resalta así la idea de aislamiento, remarcada por la presencia de la empleada que les da la espalda.
Las ventanas están prácticamente ocultas entre cortinas y el color de las paredes crea un ambiente agobiante y sugiere una relación en  la que no hay comunicación; las ventanas simbolizan apertura y luz, comunicación hacia el exterior y ese ambiente cerrado nos indica que no existe tal cosa, que cada uno de ellos vive para si mismo. 


El rostro de ella, su mirada hacia el vacío no está perdida en la nada, se vislumbra un pensamiento en ella que la entretiene y sus labios parecen estar diciendo algo; quizá le habla a su esposo o ella habla sola, pienso en una fantasía que le hace salir de ese entorno viciado y asfixiante.
La postura que ella mantiene es cómoda,  ligeramente recostada en la silla pero no frente a la mesa; se evade y al desconectar de la mesa desconecta también de su matrimonio y de la cárcel dorada que ese matrimonio le ofrece.
Es difícil saber realmente qué idea tenía el pintor en su mente y quizá no quería expresar la idea que a mi me ha evocado; igual es solamente una escena doméstica sin más, un momento relajado de la mañana y yo lo interpreto con un exceso de especulación e incluso de prejuicio.

Pero es un cuadro que me habla de soledad y de la necesidad de fabricar una felicidad al margen de la realidad; una existencia cómoda pero en la que falta calidez emocional, compensada posiblemente con los recursos materiales disponibles.

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