Este cuadro viene a escenificar la victoria de San Telémaco en el siglo IV, que según cuentan, logró poner fin a los combates de Gladiadores.
Este santo era un anacoreta que vivía aislado y tan tranquilo, pero que un dia le dá la vena de ir al anfiteatro para terminar con los combates de gladiadores y nada, se puso manos a la obra y un día, cuando estaban en la arena peleando, el santo se lanzó al ruedo como espontáneo del toreo buscando sus minutos de gloria.
Las gentes que disfrutan de las peleas no se lo tomaron nada bien y lo mataron y por ello se le considera martr.
Cuentan las crónicas que el acontecimiento fue el desencadenante del fin de los combates de galadiadores.
En el cuadro se observa al santo liderando un encuentro fantasmal en el coliseo, con las almas de los martires que murieron en las persecuciones a los cristianos.
En el suelo se aprecia una cruz, a modo de victoria redentora del cristiansimo sobre la barbarie romana que ya estaba siendo superada; el critianismo en el siglo IV ya no era perseguido , el buen hombre podría haberse quedado en su desierto y dejar la fiesta en paz, pero en su ánimo debió habitar el santo deseo de ser martir, para emular a Cristo en su totalidad y así, redimir a la humanidad de todos los pecados que la corrompian.
Un asceta aburrido tiene mucha energía ahorrada y puede hacer cualquier cosa.
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