sábado, 26 de noviembre de 2022

Io, nunca tengas un lío con el marido de tu jefa


Io era una muchacha de Argos, hija de Inaco, un Dios fluvial y primer Rey de Argos; Io era sacerdotisa de Hera.
La historia de ésta sacerdotisa es previsible, Zeus se fijó en ella y conociéndole ya podemos imaginar el resto; se le envío un sueño a la joven sacerdotisa en el que se le instaba a dejarse poseer por Zeus y ella, prudente, consultó a su padre que hizo lo que pudo por evitar el encuentro con el Dios del Olimpo, pero no le fue posible.

Entonces Hera, que no se fiaba de su marido y le debía de tener bastante controlado, fue a donde estaban Zeus e Io, sorprendiéndole en el momento de la seducción y entonces, antes de que Hera llegara a verles, Zeus actuó con rapidez y a falta de armario donde esconder a la muchacha, la convirtió en una vaca.
Al llegar Hera a donde estaban, vio a su marido al lado de una vaca y le sorprendió bastante.
-¿Se puede saber qué haces con ese animal?-, o algo así le debió de preguntar.
-Nada-diría Zeus-, es una vaca que me encontrado ¿A que es bonita, ale, te la regalo.
Y le regaló la vaca a su esposa, que no se sabe con ciencia cierta, si echó en falta a su sacerdotisa de Argos, pero algo debió de sospechar, porque le puso vigilancia a Io por parte del gigante Argos, un tipo muy grande con cien ojos.

Zeus envió a Hermes a liberar a Io, pero para ello tenía que matar al gigante y empezó a tocar la flauta y el gigante quedó dormido, momento en el que Hermes aprovechó para matar al gigante de los cien ojos.

Hera, que no se sabe si a esas alturas ya intuía que la vaca era la sacerdotisa de su templo,  muy cabreada, le envió un abejorro a Io para atormentarla y en su constante huida del insecto, acabó por llegar a Egipto.

Con el paso del tiempo, Zeus le dijo a su esposa que perdonara a la muchacha, que no le engañaría más; es de suponer que Hera se apiadó de la muchacha y la convirtió otra vez en persona y entonces Zeus pudo conseguir lo que buscaba al principio con la joven, que acabó teniendo un hijo, Épafo. (Apis), del que ya hablaremos de él en otra entrada del blog.






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