sábado, 8 de abril de 2023

Krishna y Arjuna


 El Dharma nos lleva a asumir nuestra responsabilidad y aquello a lo que hemos sido llamados.

El texto del Bhagavad Gita es un discurso de enseñanza espiritual,  una narración que llevará al discipulo a encontrar la iluminación. 

Arjuna no desea  pelear en aquella batalla, siente que enfrentarse a sus familiares está mal y le carga la consciencia.
Krishna le explica las razones por las que las cosas ocurren y le recuerda a Arjuna que pelée o no, aquella gente va a morir y le aconseja que cumpla con la labor que por la que está en la batalla.

Arjuna lamenta que tenga que matar a algunos de aquellos a los que se ha de enfrentar; si los mata cumplirá con su responsabilidad y si no los mata, de todos modos serán muertos y él no cumplirá con su responsabilidad.

Así,  colocado el carro entre los bandos,  se desmorona.
¿Ha de hacer lo que su consciencia le pide o ha de cumplir con su responsabilidad?

Krishna (avatar de Visnú),  instruye a Arjuna,  para que entienda que las cosas que ocurren no tienen la importancia que los seres humanos le damos; que el sentimiento que le obstaculiza no es otra cosa que el apego a lo que muere y la negación del proceso de las almas, que después de todo son eternas. 

Krishna le recuerda que sufre porque es ignorante de las causas por las que ocurren las cosas; si  los seres humanos supieran qué son, no perderían su tiempo en aflicciones creadas por la ilusión seductora del apego.

 Por lo tanto,  la experiencia de la vida,  es un actuar en relación con la responsabilidad asumida y en la participación de los acontecimientos en los que el ser humano se encuentra involucrado.

Arjuna se debate entre cumplir su responsabilidad y hacer lo correcto o bien, hacer lo que sus emociones le dictan.

Este tema de elegir entre lo correcto y el deseo, lo vemos también por ejemplo, en el mito griego de Hercules, cuando reflexionando acerca de cómo orientar su vida, aparecen ante él la vitud y el vicio.

Arjuna sufre por la muerte de sus familiares y prefiere no pelear y Krishna le hace ver que no puede matar a nadie porque esos a  quien va a matar no existen como tales,  sino que son una ilusión; ni siquiera son sus familiares, porque el alma reencarnará y tendrá otros familiares y que la idea de identidad es una ilusión.

No tiene sentido eludir la acción por el engaño de los sentidos y de las emociones; el hombre sabio conoce la verdad que le ayuda a eludir la fantasía de las emociones; los cuerpos mueren y las almas regresan a cumplir con la responsabilidad de sus acciones pasadas.
 
Este diálogo es una metáfora válida para uno de nosotros en este siglo XXI; le damos a la vida un valor que no tiene, a nuestras emociones las consideramos aquello que nos define y que por lo tanto nos comportamos en relación con los sentimientos.
Las causas en las que participamos no son más que el  efecto de una causa,  permanecer fiel a ellas es ignorancia, porque todas las causas pasarán menos el alma; aquello que nos trasciende.

Por lo tanto es un error no actuar en los acontecimientos a los que la vida nos aboca, pero también sería un error considerar que  las causas que afectan a aquello que es finito, son las causas que nos constituyen como Ser.

La idea principal que extraigo de este texto hindú, es que quien conoce la verdad y el sentido de la finitid, obtendrá conocimiento y el conocimiento de la verdadera consciencia le llevará a la devoción y de la devoción a la liberación. 

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