sábado, 8 de abril de 2023

El cubo y la percepción


Si dibujamos un cubo en un folio absolutamente en blanco y nos quedamos observandolo, veremos a los pocos segundos, que el cubo se mueve.
¿Por qué?.
Porque nuestra mente no es capaz de ubicarlo, no sabe qué es ni su posible ubicación y sin embargo, si dibujamos algo reconocible junto al cubo, éste deja de moverse.


¿A qué me refiero?.
A que nuestra mente, necesita para sacar conclusiones el  analizar y tener un criterio, tener una idea previa del asunto;  esa idea previa es lo que denominamos como los prejuicios.
Los prejuicios son negativos y peligrosos, cuando están  sujetos a criterios dogmáticos, convirtiendo la idea previa en idea definitiva.

Pero el prejuicio; las ideas previas que tenemos de algo,  es normal y necesario para el funcionamiento de la razón, lo que no es bueno es considerar el prejuicio como una verdad a sostener, porque eso es lo que conforma el dogmatismo.
Tener una certeza firme de algo proporciona seguridad a la hora de continuar explorando la realidad, mientras que la duda permanente impide tener criterio.
Esa certeza firme está sujeta en una mente racional,  a los cambios que el acceso a una nueva información le provoca, la certeza fruto de la razón es el dogma. mientras que el dogmatismo es la conversión de ese dogma en una doctrina. La verdad existe y es mutable, este sería el principio del dogma; mientras que el dogmatismo se fundamenta en la verdad inmutable.
Esto que acabo de exponer, es una introducción necesaria, para comprender lo que ahora quiero exponer.

 Estas son las experiencias de unos amigos comunes,  que participaban en una serie de experiencias que ellos diseñaban y a las que se sometían.

Ernesto practicaba un tipo de Ceremonias en las que se invocaban a determinados seres espirituales.
Admito aquí algunos "peros" a la historia, ya que Ernesto, tomaba una substancia que le permitía lograr un estado alterado de consciencia; aún así, el ejemplo me resulta útil, ya que su visión, aunque pudiera ser un efecto de la droga, se correspondía con la imagen que su mente tenía de aquella entidad.
El vio una especie de sombra similar a un perfil humano, difícil de definir, pero su descripción, coincide con al iconografia tradicional aplicada a las entidades demoníacas.

La última historia le ocurrió a Lucas.
Lucas tuvo tres experiencias interesantes y una de ellas; esta que voy a contar, fue la más impactante.
En tipo de ritual; idéntico  al practicado por Ernesto, notó la presencia de una entidad y un efecto físico a modo de manifestación, a diferencia de los dos casos anteriores, Lucas no vio nada. ¿Por qué?
Lucas siempre rechazó que a las entidades de carácter espiritual se les atribuyera forma, de modo que al no tener predispuesta una representación física de la entidad, su mente no le puso forma a lo que estaba percibiendo.

A lo largo de la historia, se han dado muchos casos de apariciones, los protagonistas dicen haber visto a una Virgen, a un Angel, etc.
Naturalmente, ven la imagen que su mente tiene confeccionada.
Fuera de nosotros, las cosas no son como las vemos, nuestros ojos captan unas frecuencias e interpretan sus longitudes de onda y las traducen creando una imagen en el interior de nuestro cerebro, algo similar a un aparato de radio.
Estas tres experiencias y sobre todo la última, despertaron en mí una nueva visión y comprensión de la naturaleza de Dios.


  • En relación con lo abstacto.
La creación de imágenes alusivas a Dios, ya sean físicas o mentales, crean un error de comprensión de la naturaleza de Dios, haciéndolo incomprensible y rechazable para el hombre de nuestro tiempo.
El ateísmo responde a la lógica, pero Dios está al margen de la lógica humana.
Y lo que carece de toda lógica humana, es la humanización de Dios, la visión antropomórfica del mismo; que no es otra cosa, que una imagen falsa de Dios.

Dios es una abstracción, porque no podemos identificarlo más que con una cualidad y totalmente desligado de cualquier forma concreta.
Lo mejor que los humanos podemos hacer, para acercarnos a la comprensión de Dios, es desligarnos a nosotros mismos de nuestra identidad física; es decir, no humanizar a Dios sino deshumanizarnos a nosotros mismos en un proceso de abandono del "yo", para acceder a nuestra naturaleza espiritual oculta y transformadora.
Un reencuentro con una naturaleza oculta y latente, que se activa a través de la voluntad, un rechazo al ego para lograr un "no ser", en relación a la naturaleza mundana y un "ser" en relación con la naturaleza espiritual compartida con Dios.
El conocimiento del "yo real", misterioso e inefable.
La desesperanza en relación con la fe tiene su causa en mi opinión, con el intento de comprender a Dios y de acceder a Él a través de formas e imágenes elaboradas, humanizadas.
La negación de Dios, por poner un ejemplo,  comete el mismo error que la afrmación de Dios, pues en ambos casos es la imagen humanizada de lo abstracto lo que usamos de referencia. El debate entre creyentes y ateos, por seguir con el ejemplo, está viciado por el prejuicio.

El cubo, volviendo al ejemplo inicial de la entrada, sería la representación de lo abstracto, lo reconocible que dibujamos, es la representación que nos hacemos de lo abstracto, entonces lo abstracto "se revela", pero esa revelación continúa siendo una representación que intenta acercarnos a la abstracción.
 Pongamos el ejemplo del cristianismo, en donde  Dios es una abstracción incognoscible, entonces la imagen de Cristo es la imagen  reconocible que dibujamos para intentar conocer esa consciencia intuida y abstracta que sería Dios (el cubo). Pero hemos de entender también, que la imagen reconocible que dibujamos junto al cubo, le da forma también al cubo en relación con la imagen que hemos usado para reconoerlo.

El Islam en relación a esta cuestión de la imagen reconocible es tajante y más interesante, ya que prohibe cualquier tipo de representación incluso mental de Dios, y esto es para evitar tener que acudir a representaciones. Pero fracasa en el intento porque el ser humano necesita representar lo abstracto, no puede no tener una idea visual ya sea  fisica o mental,  de algo  que por su naturaleza es incognoscible. Los seres humanos necesitamos humanizar a la abstracción para relacionarnos con ella.

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