sábado, 15 de noviembre de 2025
Son útiles las entrevistas de trabajo
domingo, 26 de octubre de 2025
LA MULTA
LA MULTA…
Subí las escaleras corriendo, había dejado el coche aparcado en una zona prohibida.
Abrí la puerta y entré como un “cohete” hacia la cocina, había dejado allí el teléfono móvil.
Al volver hacia la puerta de la casa, pasé junto a la figura de una cabeza tallada en madera; me pareció que levantaba las cejas con expresión de desagrado.
Me sorprendió y me quedé observándola sin apreciar nada raro; al fin y al cabo, es una figura de madera.
Le dije a mi cerebro que me dejara de líos que tenía prisa; sin embargo y a pesar de que era imposible, habría jurado que la talla de madera movió las cejas.
Al bajar a la calle, vi que mi coche estaba siendo multado por un policía de tráfico; es inútil poner excusas, lo mejor es dejarle redactar la multa y acabar, no tenía tiempo de discutir con un policía.
Cuando me dio el resguardo de la denuncia, el papel era rosa tirando a fucsia, me sorprendió y al levantar la mirada... la cara del guardia era redonda, completamente circular y blanca y unos labios enormes cubrían la parte inferior del círculo.
Me sentí mareado, raro, algo asustado también, caminé hacia el coche sin querer mirar a mi alrededor, abrí la puerta y entré.
Fuera estaba el guardia, ya con el aspecto normal que todo guardia debe tener; me miraba fijamente, desconfiando de mí por algún motivo.
—Tiene que ser un sueño—pensé —, una pesadilla, tengo que despertar y todo será normal.
De manera que me quedé quieto al volante, veía como las gentes y el guardia me miraban, todos me observaban y yo me reía de ellos.
—¡Idiotas residentes en mi imaginación, iros a la mierda!— , les dije yo.
Entonces el guardia se me acercó decidido y me dijo:
—Salga usted del coche por favor.
Me quedé dentro del vehículo y observé que a mi alrededor se amontonaban ojos, sólo ojos, ni bocas ni orejas, sólo ojos que me observaban.
Me enfadé, salí del coche airado y la emprendí a golpes con esos ojos; gritaba:
—¡Ya está bien pesadilla asquerosa, vete ya!
Escuchaba sonidos que no podía identificar y de pronto, caí al suelo y las cosas a mi alrededor volvían a ser reconocibles.
Entre varias personas me habían reducido, estaba de cara al asfalto con los grilletes puestos en mis manos, pegadas a la espalda.
Ante mis ojos caminaba una hormiga, indiferente a mi presencia, se me ocurrió pensar en que quizá otros ojos me observaban y yo era tan indiferente a su presencia, como la hormiga era indiferente a mía.
Mientras, las cosas pasaban sin importarme mucho, yo reflexionaba acerca de la existencia de la hormiga y de cómo ella hacía su vida, sin saber de mi existencia y de que muchas compañeras suyas, habían sido aplastadas o gaseadas por gentes de mi especie.
Recuerdo que me llevaron a algún lugar, me transportaron de allá para acá, se preocupaban por lo ocurrido conmigo; imagino, porque recuerdo a alguien haciéndome preguntas que no acabo de recordar, pues a medida que reflexionaba acerca de la hormiga, todo cuanto ocurría me iba siendo indiferente.
sábado, 25 de octubre de 2025
jueves, 16 de octubre de 2025
Una narración y su canción
La modernidad la desplazó fuera del tiempo, la antigua carretera se transformó en una autopista dejándola aislada e invisible.
La taberna, de aspecto exterior descuidado, rodeada de silencio y quietud, evidenciando decadencia y abandono.
El interior era un espacio sin apenas luz, predominando los tonos marrones y cuadros con temas de caza o paisajes, ciervos, bosques y algún bodegón.
Mesas y sillas de madera con asiento de esparto, apenas algún cliente frente a un café o una cerveza y todos ellos, parecían encontrar en aquel lugar algún tipo de cómodo, extraños, ausentes; figuras estáticas en un decorado decadente.
Algo perdido entré en el local, la primera persona en la que me fijé, fue Dos Batallas, como me enteraría más tarde que era el modo en que allí se le conocía.
—¿Como descubriste este lugar?—le pregunté animado por la curiosidad.
—Me lo encontré—, respondió.
—Yo también, me equivoqué de carretera y me encontré con este lugar.
—La encontramos o nos encuentra —, me dijo —Topamos con esta taberna y nos atrapa, quizá sea una especie de estación término.
—Yo llegué huyendo de mis salvadores.
—Vaya— , respondí sorprendido e intrigado.
—¿Y tú porque has venido?—, me preguntó.
—Porque me gustó el primer día y sentía deseos de volver.
Asintió con la cabeza, pero en su expresión de ojos había una frase, sostenida con sus cejas y sus pupilas, que no llegué a traducir.
—Todos tenemos un motivo— dijo —, aquí todos nos detenemos porque ya algo nos trae, o nosotros mismos hemos decidido detenernos.
Me aburrían las personas que juegan al enigma, pero entendí en sus palabras, que yo también poseía un motivo para estar allí.
—Desconozco mis motivos, en el caso de que los tenga— le dije.
—Puedes estar seguro.
—La tranquilidad del campo es muy hermosa, sí—le dije yo.
—No, no es eso...—, me negó con un gesto entre la tristeza y la náusea, como si la evocación de lo dejado atrás le punzara dolorosamente.
—Espero no haber dicho nada inoportuno — le dije, al observar su reacción.
La mar en la oscuridad de la noche, es como una unión armoniosa entre el universo y la tierra, un nexo mágico de rumor de sal y nostalgias.
Fondeado en el centro del universo, esperé el ocaso definitivo, cuando la llama de la vela tocara la goma de la gasolina.
A mi cabeza vinieron a pasear recuerdos amables, un carnaval de sonrisas almacenadas, rostros alegres de todas mis edades, un extraño sentimiento, mezcla de melancolía y de satisfacción inundó la popa del velero y floté feliz en él.
La voluntad es más fuerte que la razón y cuando ésta no posee argumentos, derrumba todo a su paso como el viento de Marzo.
La razón no encontraba palabras para evitar mi deseo de vivir esta ceremonia de despedida. Y paso a paso fui dándole forma y completándola.
La melancolía y el deseo del amor que perdí, fueron las manos que ayudaron a que ahora estuviera allí, inmerso en la oquedad cósmica.
El rito se iba cumpliendo y el final se acercaba como te acercas a la ventanilla de un cine, tras esperar mucho tiempo detrás de una espalda que ni conoces ni te importa y con la que compartes la visión cada vez más cercana de la entrada.
Sumergido en la melancolía, dormidos mis sentidos, ajenos ya a sus funciones que parecían saber acabadas.
El trueno rompió el sonido del Ave Verum Corpus, que enmarcaba el momento trascendental, la música que yo había dispuesto para cerrar el rito de despedida se había ajustado al rito.
La explosión quebró la pequeña embarcación, el final se precipitó y mi corazón golpeaba con la dureza del metal.
El agua pronto inundó la bañera y me vi sumergido.
—¿Eres familia del propietario?
Ella secaba unos platos con un paño, levantó la mirada, hizo un gesto, encogiéndose de hombros, el gesto que normalmente usamos para dar a entender que desconocemos algo.
Me quedé observándola, su estatura no superaba el metro medio, gordita, sus pechos eran carnosos, tersos y se asomaban por el escote de la camiseta de tirantes.
Debí de ser demasiado descarado, ella se puso frente a mí y me preguntó. —¿Así mejor?
—¿Como? No entendí así de pronto, pero me di cuenta a los pocos segundos.
Ella rió y se fue.
—Perdona si te he molestado.
—No tiene importancia.
—¿Como te llamas?
Pero ella se mantenía distante, en silencio, sin querer tomar ese contacto.
Desistí y me limité a disfrutar del café.
Al poco tiempo entró La Señora, se apoyaba en un bastón negro de madera.
Lentamente, se desplazaba por el local, hasta que se acercó a una mesa; la muchacha, al verla entrar salió de detrás de la barra y fue a su encuentro ayudándola a sentarse, entonces la vi sonreír, había mucha familiaridad entre ellas.
Durante unos segundos se quedaron mirándome, no sé de qué hablaban, pero me molestó que quizá estuvieran hablando de mí.
Regresó sonriendo a su labor tras la barra y me miró.
—Me puedes llamar Ashar.
—Qué exótico—dije sonriéndole—es un nombre extranjero, ¿verdad?
—Sí.
viernes, 10 de octubre de 2025
trascendencia y tiempo (fragmento de un texto mayor)
Cuando nos interrogamos acerca del sentido de nuestra existencia, es necesario considerar no solo el hecho de poseer consciencia de nuestra existencia y de la necesidad de trascenderla, sino que esa trascendencia está delimitada por el factor tiempo.
Nacer y morir no son tan solo dos acontecimientos importantes, uno circunstancial y otro inevitable, a los dos les otorga sentido lo que acontece entre ambos acontecimientos.
Por eso el factor tiempo es determinante a la hora de resolver la pregunta acerca del sentido de la existencia.
¿Y es la racionalidad un problema? No, no es la racionalidad un problema, todo lo contrario, pero en nuestro tiempo, se considera que la razón está enfrentada a la metafísica.
Los errores de las instituciones religiosas, que han impedido el desarrollo y la evolución de sus doctrinas, a la par que ha crecido la capacidad humana para la comprensión de la realidad, ha creado el espacio necesario para que crezca una idea limitada acerca del sentido de la existencia, de modo que a la vez que los conocimientos científicos han ido dando explicación de la naturaleza y de la historia, las instituciones religiosas han mantenido a sus fieles encerrados en los límites de una fe cada vez más aislada de la sociedad y de la verdad objetiva.
De modo que lo metafísico ha quedado marginado; auto marginado más bien, y el triunfo del pensamiento científico se ha identificado como el único pensamiento racional posible.
Sin embargo, el uso de la razón; el razonamiento, para conocer la naturaleza de las cosas es la herramienta imprescindible para acceder a la verdad, tanto para conocer el funcionamiento de la naturaleza material como para conocer la verdad en relación con lo metafísico.
De manera que la evolución del pensamiento científico y la inmovilidad de las instituciones religiosas, han separado sin aparente conciliación, el pensamiento materialista y el pensamiento metafísico.
Mientras que esta separación exista, será imposible conocer la verdad completa.
El pensamiento racionalista, heredero de la ilustración y de ideologías como la socialista, el empirismo como forma de indagar y definir lo que es cierto o incierto en relación con la experiencia, limita a la humanidad a un estado de existencia temporal y limitado a sus sentidos físicos.
Aunque por otro lado, el empirismo aplicado a la experiencia espiritual es constructivo, la experiencia espiritual trascendente se torna en real cuando se realiza, se observa y ejecuta sobre el propio Ser.
Tanto la oración como la meditación, son actitudes empíricas, pues son formas de experimentación de la fe y de desarrollo de la misma.
jueves, 9 de octubre de 2025
Poesía del XIX musicalizada
Estaba leyendo un libro de poesía del XIX, pensé que era una lástima que la obra de autores tan excelentes, vaya quedando en el olvido.
Y es que alvo que seas Platón, la gloria es efimera, por muy famoso y reconocido que seas, el paso del tiempo hará que seas olvidado.
Pensé ¿Por qué no ponerle música a las obras de estos autores cuya obra, merece la pena ser conservada?
Y así, le puse música a varias composiciones.
Mis dos favoritos de la selección, son Cuartetos escritos en un cementerio, de Gertrudis Gomez de Avellaneda y Amistad de la luna, de Carolina Coronado.
Se aprecia el cuidado en la composición y el uso de un vocabulario mucho más rico que el usado actualemente, vocabulario y cuidado que se va perdiendo, en la medida en el que el autor seacerca al siglo XX.
